Reloj del Mundo

jueves, 29 de marzo de 2007

SEGUIMOS CON LA DISCUSIÓN SOBRE ¿COMO HACER INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN AMBIENTAL? O ¿PORQUE TENEMOS QUE SEGUIR PARADIGMAS?


Los educadores ambientales nos mantenemos preocupados por el tipo de investigación que hacemos, tratando de encajar en los que otros investigadores de la Ciencia Social, Educativa o Natural están haciendo, y nos olvidamos que la Educación Ambiental no es estrictamente ninguna de ellas. El concepto de ambiente ha ido evolucionando de tal forma que se ha pasado de considerar fundamentalmente sus elementos físicos y biológicos a una concepción más amplia en la que se destacan las interacciones entre sus diferentes aspectos, poniéndose el acento en la vertiente económica y sociocultural (González, 2007).
Por lo tanto, hoy en día se identifican como ambientales no sólo los problemas clásicos relativos a contaminación, deforestación, extinción, sino también otros más ligados a cuestiones sociales, culturales y económicas, relacionadas en definitiva con el modelo de desarrollo De hecho, actualmente la idea de ambiente se encuentra íntimamente ligada a la de desarrollo y esta relación resulta crucial para comprender la problemática ambiental y para acercarse a la idea de un desarrollo sostenible que garantice una adecuada calidad de vida para las generaciones actuales y para las futuras.

Ya Caride y Meira (2001) han señalado la naturaleza híbrida de la Educación Ambiental, porque combina los aportes de distintas disciplinas de las Ciencias Educativas, de las Ciencias Sociales y de las Ciencias Naturales. El otro problema que encaramos es según Meira (1999) ““la epistemología y la heurística, puesto que cada familia disciplinar tiende a trasladar al ámbito de la EA su cultura científica””.
En este sentido no se puede pretender que la investigación en el área deje de ser ecléctica y se convierta en la extensión de la ciencia en la cual esta formado la persona que incursiona como educador ambiental. Por tanto, como ha indicado Meira ““se requiere de acopio conceptual, metodológico y teórico necesario para dar cuenta de las dos dimensiones y su doble objeto de conocimiento y de intervención: la educación y el ambiente””.

Considero que la actividad de investigación debe ser inherente al proceso mismo de lograr que tanto los individuos como las colectividades comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente, resultante de la interacción de sus diferentes aspectos: físicos, biológicos, sociales, culturales, económicos y adquieran los conocimientos, los valores y las habilidades prácticas para participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los problemas ambientales y en la gestión de la calidad del medio ambiente. Estos propósitos fueron establecidos en 1975 en el Seminario Internacional de Educación Ambiental de Belgrado y son hoy día tan vigentes como entonces.

En la actualidad, las disciplinas que se relacionan con los humanos, manejan varios enfoques para hacer de la investigación una actividad dirigida a incorporar proactivamente a las personas del entorno en el cual se investiga y dejar de lado el carácter individualista y centrado en el investigador del positivismo; es así que se promueven métodos más cualitativos o en algunos casos, triangulaciones entre ambos enfoques.
En educación ambiental se ha venido generando un gran cuerpo de fundamentos teóricos y metodológicos propios que ameritan su incorporación en los procesos investigativos y educativos, tomando los aportes de las ciencias sociales, educativas y ambientales pero creando nuestra propia filosofía y metodología de la ciencia. Mucho de estos enfoques actuales pueden ser usados para hacer investigación en educación ambiental, principalmente investigación acción, etnografía, vida cotidiana, teoría fundamentada, historia de vidas entre otras.
Como investigadora desde hace más de quince años en el área, considero que tomando aspectos de muchos de ellos se puede cumplir con la meta de investigación, la pertinencia social y el servicio comunitario de las universidades, por tal razón propongo los proyectos factibles en su concepción más pura, es decir presentar una propuesta, surgida de la investigación participativa de un problema, evaluar su factibilidad, aplicar y evaluar sus resultados y productos.

La investigación participativa es de acuerdo a Rico (1988), aquella en la que se da y se recibe, ya que las dos partes, (investigador e investigados), colaboran en hacerla, se toman decisiones conjuntas, nada se impone.
Para la selección y explicación del problema se pueden aplicar técnicas del diagnostico participativo, tal como lo señala Cristalino y Amado (2007) en el caso de centros educativos: ""un diagnostico participativo orientado bajo un enfoque estratégico de planificación es una alternativa para promover alternativas y solución a los problemas de una organización escolar; la presencia y acompañamiento de asesores externos en los procesos de innovación escolar son un elemento fundamental para promover procesos de reflexión, el diagnostico participativo sensibiliza y motiva a los miembros de la organización con los procesos de cambio y los hace participes activos de los mismos con el fin de mejorar la calidad de la educación que brinda la escuela"".

En este mismo orden de ideas, Geilfus (1997) pero en el ámbito comunitario, con relación al uso de los recursos y resolución de problemas ha indicado que: "". . . las ventajas de estas herramientas. . . . . . pueden resumirse en los aspectos siguientes: Participación y empoderamiento de la comunidad . . . . . . ajuste y reforzamiento del papel de servicios de la institución . . . . . . los beneficiarios comparten su conocimiento"" ( p 4, 5, 6).

El diagnostico participativo seria el método propuesto para los trabajos de acción pero debería también considerarse la naturaleza de la investigación, ya que en los casos de estudios generados desde la Psicología Ambiental, la Sociología Ambiental, la Antropología Ecológica, la Ecología Humana, seria necesario otros métodos cualitativos o cualicuantitativos, En estos casos debe prevalecer el instinto del investigador y su percepción sobre el problema seleccionado, pues el tipo de investigación que se trata requiere una mayor profundización teórica.

Por último es necesario que nos incorporemos en lo que ha denominado Meira (1999) la tercera etapa de investigación en educación ambiental, iniciada a finales de los años 80 y que aún hoy está en pleno vigor, en la cual: "". . . se asumen planteamientos más plurales tanto en la construcción metodológica de las investigaciones como en la aplicabilidad y en el tipo de conocimiento que se pretende generar con ellas"".

Esta tercera etapa tiene mucho que ver con lo ocurrido en la Conferencia de la Asociación Norteamericana de Educación Ambiental celebrada en 1990 (Mrazek, 1993), ya que con ella se inicio un cambio de tendencia en la investigación en el área educativa ambiental. Señala Meira que "las orientaciones naturalistas -academicistas-, positivistas y behavioristas predominantes en años anteriores fueron rebatidas, cuestionadas desde posiciones teórico-pedagógicas y epistemológicas de orientación constructivista y socio-crítica, y se propuso un nuevo paradigma para la investigación en Educación Ambiental, más plural, cualitativo -sin renunciar a la representación cuantitativa de la realidad-, interpretativo, etnográfico y comprometido con los cambios sociales (y no sólo conductuales) exigidos por la crisis ambiental".

Aunque esta claro que en Venezuela y otros países latinoamericanos todavía no hemos transitado las otras dos etapas (ver trabajo de Meira para analizar las etapas) no podemos anclarnos sino por el contrario volar para estar al nivel mundial, para ello es necesario que las investigaciones sean más complejas que simples, para incluir aspectos exploratorios, inferenciales y de intervención o acción y poder contribuir a resolver problemas y a la vez producir conocimiento cientifico que vaya a la cuenta de ahorro de la Educación Ambiental para sustentar los referentes teoricos conceptuales, y de esta manera estariamos haciendo ciencia con conciencia ambiental.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Caride, J. y Meira, P. (2001). Educación ambiental y desarrollo humano: Ariel Educación

Cristalino, F. y Amado, R. (2007). El Diagnostico Participativo Como Herramienta Para La Elaboración de Proyectos Educativos. I Congreso Venezolano De Investigación Cualitativa

Geilfus, F. (1998). 80 Herramientas para el Desarrollo Participativo. IICA - GTZ

González, L. (2007). Enfoques en educación ambiental. http://socioambiente.blogsplot.com/

Meira, P.A. (1999) La investigación en Educación Ambiental y las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación: Universidad de Santiago de Compostela. www3.usal.es/~teoriaeducacion/rev_numero_02/n2_art_meira.htm

Mrazek, R. (1993) (Ed.). Alternative paradigms in Environmental Education Research. Troy, Ohio: The North American Association for Environmental Education.

Rico, A. (1988). Las técnicas tradicionales de recolección de información y la investigación participativa. Cuadernos de Agroindustria y Economía Rural. 20:97-104

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